Configurando una manzana en el contexto argentino de 1925, donde la conformación de la ciudad porteña -producto del marco legal, económico y tradicional- fue asentando a la cuadrícula y a la reglamentación como los principales elementos condicionantes, la Casa Colectiva Parque Los Andes del arquitecto Fermín H. Bereterbide se sitúa como una particular respuesta que le brinda sentido al espacio público en la construcción de una comunidad.
Ubicada en el barrio de Chacarita, con espacios comunes que incorporan vegetación y uso social, el conjunto de viviendas y locales comerciales estableció desde su concreción la base para comenzar ciertas reflexiones sobre la arquitectura como promotora de justicia e igualdad social. Conoce la historia del proyecto a continuación.
Texto cortesía de Moderna Buenos Aires. En 1925 la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires llama a concurso para la construcción de tres conjuntos de viviendas económicas en los barrios de Chacarita, Flores y Palermo; el arquitecto Bereterbide, cuya ideología socialista se traduce a su arquitectura en conceptos de justicia e igualdad social, gana el primer premio en todos los conjuntos, de los que sólo se construirán los de Chacarita y Flores.
El conjunto de Chacarita se resuelve con doce pabellones de planta baja y 3 pisos que alojan 130 departamentos de 3, 4 y 5 ambientes, 23 locales comerciales, baños públicos, lavaderos, un salón de espectáculos, una biblioteca pública, un jardín de infantes y espacios verdes comunes y de uso social. El edificio cuenta con ciertos adelantos tecnológicos para la época, como agua caliente, conductos para la eliminación de residuos, teléfono, y ventilaciones para estufas a carbón.
Los cuerpos que contienen las viviendas, organizados en base a un eje de simetría, reconstruyen la línea municipal y respetan las ochavas, consolidando así la manzana; al ser de poca altura y estar separados entre sí por amplios espacios libres, se obtiene la misma calidad de asoleamiento, iluminación natural y ventilación en todas las unidades, las que comparten igual criterio funcional, de confort y de relación con los espacios verdes. El proyecto deja un 63% de la superficie libre, repartido entre veredas, plazoletas, lugares para juegos, paseos arbolados, sitios de descanso y patios, que constituyen un espacio urbano integrado al tejido de la ciudad.
Diseñado con el espíritu de mejorar la calidad de vida en el Buenos Aires de los conventillos, el Conjunto Los Andes, catalogado como APH 47 por el GCABA en el 2010, mantiene intacta su calidad urbana y espacial.
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* Texto e imágenes cortesía de Moderna Buenos Aires